domingo, 7 de agosto de 2011

Con respecto al movimiento estudiantil...

En cuanto al Movimiento Estudiantil y el rol de la iglesia

...no soy de izquierda ni de derecha... sigo el mensaje revolucionario de un loco predicador de Nazaret...

Un sector de la iglesia ha emitido opinión con respecto al Movimiento estudiantil, tildándolo de comunista (acusando incluso asociación con Cuba) y de subversivo, basando la crítica en el texto de Romanos 13.2“De modo que quien se opone a la autoridad a lo establecido por Dios a Dios resiste; y los que resisten acarrean condenación para sí mismos”

Mi opinión. Creo que es cierto que mucho de este movimiento se ha politizado, y hay muchos que buscan solo derrocar el gobierno y no el bien del país.

Sin embargo creo que el fondo y fundamento del movimiento no debe olvidarse, justicia y equidad. Si los estudiantes son intransigentes es también porque el gobierno ha sido cerrado e incapaz de actuar en el momento oportuno.

Pero es más preocupante cuando un sector de la iglesia reniegue del llamado social de frustración y desilusión, esto es una irresponsabilidad. El país está mostrando un descontento social, no solo con este gobierno, sino en general con el sistema que también construyó la Concertación.

La iglesia NO PUEDE encerrarse en sus cuatro paredes a adorar a Dios, a levantar sus manos, en una espiritualidad misticista y no transformadora, mientras afuera hay hambre y sed de justicia.

Y si el texto bíblico citado por este comunicado fuera literal, entonces sería así para con todos los líderes, justificación para callar cuando los derechos humanos son atropellados en tiempo de Dictadura, callar frente a los genocidios, y las malas prácticas gubernamentales.

La iglesia no puede juzgar un movimiento no solo estudiantil, sino social, considerándolo como si no fuera parte de su rol en el mundo. Su rol es proclamar a Cristo, no solo al Cristo que salva el alma para la eternidad, sino el Cristo que salva, reconcilia, redime al ser humano en el aquí y ahora, en su dimensión personal, relacional y social.

No es un llamado a aborrecer al Presidente y a quienes están en eminencia, debemos bendecir a aquellos que nos maldicen (para aquellos que consideramos que el sistema neoliberal es opresor) y orar el doble. Sin embargo eso no significa callar, omitir, cuando el poder se transforma en abuso.

La iglesia es llamada a tener voz profética de denuncia de la injustica y de anuncio de las buenas nuevas de Jesús (las bienaventuranzas), el loco predicador de Nazaret.

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