viernes, 17 de diciembre de 2010

Navidad


La fecha no es exacta ni medianamente cercana. No hay seguridad en cuanto al día del nacimiento de Jesús, pero con certeza se sabe que no fue un 25 de diciembre. Esta fecha fue impuesta posteriormente por el Imperio Romano al adoptar la religión cristiana, como un modo de consensuar a las religiones paganas dentro del Imperio, que celebraban el nacimiento del dios sol este mismo día.

Por tanto, la importancia del acontecimiento no está en el día, tampoco en la historia pasada de un niño que nació para cambiar la historia. No recordamos un hecho, no rememoramos a alguien.

Navidad significa vivir en el presente aquello que sucedió en Belén. Navidad es invitar a Jesús a nacer en el humilde pesebre de nuestro corazón, de nuestro hogar, de nuestra sociedad.

¿Por qué en un pesebre? justamente porque es símbolo de humildad y sencillez. Jesús no pudo nacer en una cuna de oro, en un palacio, así como hoy no puede nacer en corazones orgullosos, vidas ostentosas.

Jesús necesita que nuestros hogares sean como ese pesebre, dispuesto a acoger a Jesús, sin pretender poder entregarle ningún presente costoso, sin pretender poseerlo. Jesús busca corazones de paja, conscientes de su limitación, conscientes de la poca comodidad que puede ofrecer, pero dispuestos a dar lo mejor de sí.

En Belén se conjuga el misterio de Dios regalándose, donándose por completo a la humanidad, Él es nuestro regalo navideño, su amor, su salvación, su vida, su libertad, su perdón, su dignificación hacia el ser humano, hacia el débil, el pobre, el que llora, el perseguido, el sencillo, el hacedor de paz…

Se conjuga con el misterio del hombre donándose a Dios y a los otros por amor. No hay mejor regalo este navidad que permitir que Jesús nazca en nuestro corazón, y no hay mejor regalo que puedas dar a otros, que el darte a ti mismo, y donar a Jesús en las vidas de los demás.

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